Historia de la lengua inglesa
El inglés es una lengua germánica perteneciente a la familia de las lenguas indoeuropeas. A decir verdad, los habitantes originarios de las islas británicas no hablaban inglés sino que hablaban lenguas celtas. El inglés surge de la influencia de varios pueblos aledaños. En primer lugar, los romanos estuvieron asentados en las islas británicas durante 400 años. Estos habitantes ya comenzaron a moldear el idioma originario. Sin embargo, los primeros trazos del idioma inglés fue introducido por tribus de anglosajones, frisios y otros habitantes provenientes de las regiones que hoy forman Alemania y Escandinavia. Esta invasión anglosajona tuvo lugar justo después de la caída del Imperio Romano en Britania. La lengua germánica que hablaban los invasores anglosajones desplazó a la lengua originaria mientras que las lenguas celtas permanecieron en las regiones de Escocia, Gales y Cornualles. Más tarde el inglés fue influido por una oleada de invasores vikingos que llegaron hasta las islas. Los dialectos hablados forman el inglés antiguo.
El período del inglés antiguo finalizó con la Conquista Normanda (1066) ya que los nuevos invasores, Los Normandos, introdujeron el idioma hablado por ellos, el francés. Para Inglaterra significó un cambio radical no solo en el aspecto lingüístico sino también en la forma del gobierno y en el ordenamiento social ya que se introdujeron muchas palabras del derecho y la corte provenientes del francés. Durante unos 300 años después de la conquista, los reyes normandos y su corte hablaban sólo la lengua románica que en Inglaterra se llamaba "Old Normand" mientras que la gente del pueblo continuaba hablando inglés. Lo cierto es que el inglés conserva desde ese entonces y hasta nuestros días muchas palabras del francés. A esta mezcla le podemos añadir también el latín, que servía de lengua eclesiástica. Un gran número de palabras entraron en el inglés con doble forma latina y germánica.
Como se puede ver, el inglés es la suma de muchos puntos claves en la historia y en la actualidad se conservan vestigios de su influencia histórica.
Albariño 1187, CABA.