Nunca es tarde para aprender un idioma

Todos los días escuchamos decir a nuestros alumnos que ya son grandes para estudiar, que los niños aprenden más rápido, que es un impedimento y la realidad es que aprendemos en todo momento hasta el final de la vida. A nivel cognitivo los niños tienen más flexibilidad, van aprendiendo a la par del desarrollo y se dedican full time a la educación. Los adultos, si bien, estamos muchas veces "tapados" por el trabajo, las responsabilidades y las cargas de la vida cotidiana contamos con la ventaja de poder comprender todo tipo de situaciones, tenemos un bagaje de experiencias mucho más amplio, podemos interrelacionar mejor la información. Y aprender, en definitiva, tiene mucho que ver con relacionar los conocimientos viejos con los nuevos entonces si los adultos tienen un largo camino recorrido pueden relacionar mejor esos conocimientos.

La realidad es que el adulto no aprende peor que el niño o el adolescente sino que se encuentra en una situación de aprendizaje diferente. Tiene otras necesidades y otros intereses. Por lo tanto, requiere una motivación especial para aprender y necesita otras formas de enseñanza.

La clave por parte de los docentes está en utilizar el material correcto para ellos, en descubrir sus capacidades y explotarlas así como también trabajar en las debilidades, en motivarlos siempre y en hacer del aprendizaje algo que disfruten. ¿Es tarea fácil? Seguro que no pero no es imposible.

Además estudiar un nuevo idioma mejora la flexibilidad cognitiva, retrasa el Alzheimer, nos mantiene activos, nos acerca a otras personas y culturas.

¿Todavía quedan excusas?