Consejos para mejorar la redacción jurídica si sos abogado, estudiante o traductor

Introducción

La redacción jurídica no se aprende de un día para el otro. Lleva tiempo, práctica, y también algo más difícil: aprender a leer(se) con ojo crítico. Si estás estudiando derecho, trabajás como profesional o traducís textos jurídicos, mejorar tu escritura no solo hace que tus textos suenen mejor. Hace que comuniquen mejor. Con más claridad, más solidez, más intención.

Estos consejos no reemplazan los manuales de estilo ni los años de experiencia, pero pueden ayudarte a mirar tu escritura desde otro lugar. Y empezar a pulir la herramienta más poderosa que tenemos en el derecho: el lenguaje.

1. Leé buenos textos jurídicos

No alcanza con leer por leer. Hay que leer bien. Prestá atención a textos bien escritos: sentencias claras, dictámenes ordenados, artículos doctrinarios con estilo. Fijate cómo se estructura un argumento, cómo se introduce una cita, cómo se usan los conectores. Leer con atención es aprender sin darte cuenta. Y si lo hacés con mirada analítica, mejor todavía.

2. Reescribí textos reales

Agarrá una cláusula contractual, una sentencia breve, un fallo interesante. Reescribilo. Con tus palabras. Sin cambiar el contenido, pero buscando que sea más claro, más fluido, más entendible. Este ejercicio te obliga a entender el texto en serio y te entrena en precisión, síntesis y relectura crítica. No lo subestimes. Es una gran práctica.

3. Armá tu propio glosario de estructuras

Todos usamos frases hechas, pero no siempre las entendemos. Por eso es útil armar tu propio glosario. Anotá fórmulas que se repiten y aprendé cuándo usarlas: “Toda vez que…”, “Sin perjuicio de lo dispuesto en…”, “Se tendrá por notificado…”. No se trata de memorizar, sino de incorporar estructuras que te permitan escribir con más soltura.

4. Evitá copiar fórmulas sin comprenderlas

En derecho, copiar frases ajenas es casi una tradición. Pero muchas veces terminamos escribiendo sin saber qué estamos diciendo. Si una fórmula no te queda clara, no la uses. Y si la vas a usar, preguntate primero si aporta claridad o solo rellena espacio. Menos es más.

5. Consultá fuentes confiables y actualizadas

El idioma evoluciona. El derecho también. Por eso es clave consultar fuentes como el Diccionario del español jurídico de la RAE o el panhispánico. Seguir a Fundéu o revisar manuales de lenguaje claro también puede darte herramientas para mejorar tu estilo. La duda gramatical no se resuelve con intuición: se resuelve con información.

6. Pedí devoluciones y corregí tus propios textos

Mostrar lo que escribís da miedo. Pero es necesario. Pedí devoluciones sinceras. Volvé a leer lo que escribiste con ojos frescos. Recortá frases largas, eliminá lo innecesario, corregí errores que pasaste por alto. La escritura mejora cuando la dejamos descansar y la volvemos a visitar con menos ego y más intención.

Cierre

Redactar bien en derecho no es escribir bonito. Es escribir con intención. Es lograr que el mensaje llegue, que el argumento se entienda, que el texto no genere dudas innecesarias. Y como toda habilidad, se aprende, se entrena, se mejora. Si querés seguir formándote, descargá nuestros recursos gratuitos o sumate a nuestros programas. Porque cuando escribís mejor, también trabajás mejor. Y eso, se nota.

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