Guía completa de redacción jurídica en español: gramática, estilo y usos correctos
La redacción jurídica es mucho más que escribir correctamente. Es saber elegir cada palabra con precisión, construir argumentos con fundamentos y expresarse con la claridad y formalidad que el derecho exige. Una coma, un punto o una palabra pueden modificar el sentido de la oración.
En esta guía, vas a encontrar las estrategias gramaticales y de estilo más importantes para mejorar tu redacción jurídica en español.
¿Buscás comunicar con claridad y rigor? Esta guía es para vos.
Tabla de contenidos
¿Qué es la redacción jurídica y por qué importa?
En términos sencillos podemos decir que la redacción jurídica combina el dominio del lenguaje con el conocimiento del derecho. La palabra es la herramienta de trabajo de los profesionales del derecho. Pero cuando decimos esto no estamos hablando de escribir sin errores gramaticales, sino de construir textos que sean jurídicamente precisos y coherentes. Una palabra mal elegida puede generar ambigüedad, y un error de redacción puede cambiar la interpretación de un documento legal. Por eso, escribir bien en el ámbito jurídico no es un extra: es una responsabilidad profesional.
El lenguaje jurídico tiene sus propias características. Pero eso no significa que deba ser oscuro o innecesariamente complicado. Redactar bien también implica escribir con claridad, sin perder precisión. Podemos redactar mejor, solo teniendo en cuenta algunas directrices básicas.
Reglas generales de redacción jurídica
Es muy importante distinguir en los diferentes tipos de textos. Aunque cada tipo de texto tiene sus particularidades (una sentencia no se redacta igual que un contrato o una demanda), hay algunas reglas que aplican en todos los casos:
- Claridad: cada frase debe transmitir una idea concreta, sin ambigüedades. Evitá construcciones largas o enrevesadas.
- Coherencia: los textos deben tener una lógica interna. Por ejemplo, si comenzás hablando en tercera persona, mantené ese registro.
- Precisión: no uses sinónimos como si fueran equivalentes exactos. En derecho, cada término tiene un valor específico.
- Adecuación al registro: el lenguaje jurídico es formal, pero eso no lo hace pomposo. Evitá adornos innecesarios.
Dominar estas reglas es el primer paso para construir documentos jurídicos que cumplan su función: comunicar, argumentar, defender, decidir.
Errores gramaticales frecuentes en textos jurídicos
Hay algunos errores gramaticales que corren como manera corriente la redacción jurídica e incluso se suele pensar que mejoran los textos jurídicos, pero terminan siendo errores graves ya que, alteran el sentido o la claridad del texto. Suelen ser errores propios del uso general del español, pero se han vuelto mucho más comunes en textos jurídicos.
Dequeísmo y queísmo
The dequeísmo y el queísmo son quizás los más conocidos. En el primer caso, se agrega una preposición “de” cuando no corresponde (“Informó de que el contrato había sido firmado”), y en el segundo, se omite (“Se dio cuenta que…”). En ambos casos, el error puede afectar la coherencia del texto y, en el ámbito jurídico, incluso la interpretación de una intención o disposición.
Concordancia incorrecta
Otro punto delicado es la concordancia gramatical. No es raro encontrar errores de concordancia entre sujeto y verbo o entre sustantivo y adjetivo, especialmente cuando las oraciones son largas o se intercalan modificadores. Por ejemplo: “Las partes firmó el acuerdo” or “La sentencia fueron notificadas”. Estos errores, aunque parecen simples, restan profesionalismo al texto.
Uso incorrecto de formas verbales
También es frecuente el uso incorrecto de las formas verbales, en especial en los modos subjuntivo e indicativo. El pretérito imperfecto del subjuntivo (“fuera”, “hubiese”) suele usarse mecánicamente, sin atender a la relación temporal o al tipo de subordinación que exige la oración. En textos jurídicos, donde se expresan condiciones, hipótesis, consecuencias y actos jurídicos formales, el uso correcto del verbo no es un detalle: es una necesidad. Para más detalles sobre este tema podes leer el artículo en el blog: Formas verbales que confunden en la redacción jurídica.
Voz pasiva
Y por último, la voz pasiva o la voz pasiva refleja. La primera, se aconseja evitar en textos jurídicos en español. La segunda, es tan típica del lenguaje legal que a veces se usa en exceso o sin necesidad real. Frases como “Se resolvió que…” or “Se dictó sentencia” son habituales, pero su abuso puede volver el texto impersonal, frío o incluso ambiguo. En ciertos casos, optar por una forma activa o por estructuras más claras mejora la comprensión sin perder formalidad. Tenemos un artículo en el blog sobre ese tema: Uso de la voz pasiva refleja en textos jurídicos.
En resumen, conocer y evitar estos errores gramaticales es parte del oficio de escribir derecho. No se trata de seguir reglas por seguirlas, sino de respetar el lenguaje como herramienta jurídica. Muchas veces lo que parece ser correcto por haberlo leído en otros textos, no lo es. Son errores que se trasladan.
Novedades académicas y recomendaciones actuales
El idioma no es estático. La lengua evoluciona, se ajusta y se actualiza, incluso en contextos institucionales. Por eso, estar al día con las novedades académicas no es una cuestión de moda, sino de responsabilidad profesional.
Uno de los temas que suele generar dudas es el género y el uso de femeninos en profesiones jurídicas, como la jueza, la fiscal, la defensora. Aunque todavía hay resistencia en algunos sectores, tanto la RAE como organismos judiciales reconocen la legitimidad de estas formas. Lo importante es sostener un uso coherente y respetuoso, sin forzar ni ignorar los avances en materia de lenguaje inclusivo and perspectiva de género.
Otros recursos útiles
Otra fuente de actualizaciones frecuentes son las recomendaciones de Fundéu, que suele publicar sugerencias útiles para el uso claro y correcto del español en contextos formales. Por ejemplo, la recomendación de evitar extranjerismos innecesarios cuando existen equivalentes precisos en español.
Una herramienta fundamental para quienes redactan textos legales en español es el Diccionario del español jurídico de la RAE. Esta obra, elaborada junto con el Consejo General del Poder Judicial, reúne definiciones, usos aceptados y matices técnicos de miles de términos jurídicos, con respaldo normativo. No es un diccionario más: es una fuente de consulta indispensable para mantener la coherencia terminológica y evitar el uso erróneo o impreciso del lenguaje técnico. También existe una versión adaptada, el Diccionario panhispánico del español jurídico, que tiene en cuenta variantes de América Latina.
Por último, las universidades y consejos de la magistratura publican con frecuencia manuales y recomendaciones internas que, si bien no son normativas en sentido estricto, orientan buenas prácticas de redacción en juzgados, fiscalías o asesorías. Consultar esas fuentes puede ayudarte a escribir con más seguridad y coherencia, especialmente si trabajás o traducís para el ámbito público.
Conclusión
Redactar bien en el ámbito jurídico no es solo una cuestión de estilo. Es una forma de ejercer con responsabilidad, de comunicar con precisión y de construir textos que tengan fuerza legal, claridad conceptual y coherencia lingüística. Pero por sobre todo se aprende.
Esta guía no busca reemplazar a los manuales técnicos ni imponer reglas rígidas. Busca acompañarte. Que encuentres aquí una referencia práctica para revisar tus textos, mejorar tu estilo y escribir con mayor seguridad, especialmente si trabajás en derecho o traducís documentos jurídicos.
Si querés seguir profundizando, te invito a explorar los artículos relacionados donde abordamos errores frecuentes, uso del subjuntivo, galicismos, voz pasiva, y mucho más.
Y si necesitás ayuda personalizada, podés sumarte a mis programas de formación o escribirme para trabajar juntos en tu redacción jurídica.
Porque el derecho se escribe. Y cuanto mejor se escribe, mejor se defiende, se explica y se entiende.